Por los siglos, los incrédulos te miraron con ojos de sospecha…
Pero, saben que eres certeza y la más nítida refulgencia del allá.
Antes de ver la luz, que maltrata la vista, ya tú nos mirabas acá.
Veías con tus lances agudos de rutina, todo lo que en ti, es usual.
Nada nuevo se posa sobre tus pupilas, tienes una práctica rancia.
Te visten con mantos raídos, a ti, ¡Oh, Señora!, dueña de la vida.
A ti, que abrigas las utopías de la perpetuidad con celoso cuidado.
Solemne trato te otorgan en los altares que trafican con tu poder.
Pobreza de los impíos que se muerden el alma, para jugar contigo.
No hay amenaza que te lacere y osas vulnerar a los vivos cuerpos.
Los guiños añejos de los miedos, te señalan, para no nombrarte.
Los esotéricos, te atavían con oseras de un blanco desencarnado.
Tanto poder existe en tu nombre, que solo te llaman con apodos.
Te imitan los que han apostado sus almas y son muertos en vida.
Tarea precisa es la de tu existencia y tu ofrenda mortal es segura.
Trémulos están los que piensan que puedes olvidar sus cuentas y
que retardarás o adelantarás tu llegada, por algún supino traspié.
Ilusos, más bien, deseosos están de vivir unas horas más o menos.
Tabla inviolable es la tuya y, mujer te eligieron, para que no falles.
Cautelosa te mueves por el universo, sin flaqueza y con paciencia.
Amor y odio despiertan tu cercanía, acciones de los insensatos que
te llaman a su vera, agitados por pasiones que quizás tú precipitas.
Te he visto, rondando los bordes de las almas que purgan su pena.
Pasional cortejo hacen tus deseos y la torpeza de esos que señalas.
El miedo es de los que juegan con el fuego que tú vendrás a avivar.
Tu belleza es un real tango, para aquellos que sufren, ya que no llegas.
Frívolo y frugal es el llamado de los que te apresuran en un destiempo.
Los dejarás en dolores sagrados, hasta que el tic tac, doble el minutero.
Mostrando tu ilustre garbo, en el último soplo, apuntarás con tu dedo.
Nada es casual para ti, Soberana de los idos, tu trono está bien seguro.
¡Exóticos y temidos son tus labios, bañados por el elixir del adiós, nadie
ansía tus besos, pero todos seremos besados cuando tu elijas hacerlo!
Raiza N. Jiménez/ 27/09/2016
Derechos Reseravados
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COMENTARIO OBLIGADO.- La «Danza macabra» (Danse macabre), opus 40, es un poema sinfónico compuesto en 1874 por Camille Saint-Saëns, inspirándose en un poema de Henri Cazalis recreando la antigua superstición de la Danza de la Muerte1 . Es una de las composiciones más populares de su autor.
- Autor: Rainajim (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2016 a las 18:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
Comentarios1
La dama que todos conoceremos de cerca.
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