La muerte no va conmigo
se queda en ustedes hermanos, míos
enclavados en la victoria (oh, ahí viene)
o en la derrota del martirio (oh, ahí se acerca)
abalanzando su peso herido (oh, alguien dice que mañana llega) tal ocaso
nos lameremos las cicatrices de cachorros desnutridos
yo que tuve en mi boca el pecho bueno de la tierra
yo que tuve raíces en mis dedos y estrellas en la mirada
yo que tuve un nosotros, juntos más no separados
tú que eras quién yo era
antes de ser lo que ahora soy
en un cielo atizado de brasas
o al mar por la instancia ahogado
¿huirías por los cielos escindido
de tus raíces a pacíficas ciudades?
¿huirías del crepúsculo de muerte
bajo el mediocre ataúd de la rutina
a la mañana interminable del mañana?
- Recompondremos los huesos rotos
con ungüentos de himnos y guitarras
al viento, lanzaremos flores en las tumbas
sin nombre, en los campos, devolveremos luz a los soles
sin nombre, en los mares pacíficos cultivaremos redes
sin nombre, llegaremos al origen de la palabra que aún
sin nombre, de los hijos naturales proclama el estallido:
La muerte no va conmigo, se queda
en las hojas trizadas, en los sueños marchitos
en los trenes parados, en óxido y su herrumbre
en papeles apisonados, en compases a destiempo
¿despiertas? -despierto; nos miramos iguales
ahora que ambos hemos muerto o cerca
estamos de aquello, no nos queda otra
que el mirarnos y decirnos
a la cara, las palabras necesarias
¿Quién eres y cuál es tu nombre?
¿Dónde estuvimos que sin oírnos, supimos
Sobre el mismo terreno, entre cielo alba figura y el fondo negro eterno?
¿Qué hicimos hermano mío, con(tra) la muerte en los talones
En qué oscura posada nos refugiamos a la noche que no nos vimos?
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2016 a las 23:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.