Tu admiración por mi escritura
y mi admiración por tu belleza
se unieron a fuego vivo
en la cama
de este desabrido
hostal de carretera.
Telas de araña, letras y una
pequeña fotografía de Rose
es todo lo que queda
en mi pobre y rota cartera.
También guardo, sin motivo,
la breve nota de despedida
que ella me dejó en el frigo
aquella amarga mañana
de frío otoño.
Sólo siete palabras,
—me largo,
ahí te quedas, cabrón,
besos—,
bastaron para quedarme
más solo que la una...
Y fue entonces que
me abandoné, como quien
abandona el plástico
de una bolsa de gusanitos
en la papelera;
perdí todo, el carro, la casa,
los niños, el trabajo, todo,
absolutamente todo
di por perdido.
Y ahora, aquí me encuentro,
en este antro duro y frío,
aquí me hallo,
con esta mujer a la vez
desconocida y bella,
con esta mujer interesada
a la que no le interesan
mis problemas de amor
atrasados.
Y aquí estoy, aquí sigo,
sin saber
qué hacer ni adónde ir,
con una nota antigua
de despedida
en la desagradecida
y helada billetera.
- Autor: luno ( Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2016 a las 08:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
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