Sentir el dominio de tu amor
es un jardín de flores en mi cuerpo
busco tu eterno resplandor
y en un instante me cautiva
tu blanca dulzura.
Me naces en el pensamiento
en el pan de la poesia
suave, suave es tu luz
un cielo en mis ojos
que se doblan sin dolor.
Tu mano es mi descanso
porque pertenezco a tus pasos
subiré en tu presencia
y expiro tu territorio
un santuario de paz.
Desatada se abre mi voz
y sonrío dulcemente
de lo que amo y me ama
que amansan en oleaje mi vida
a tu sendero dorado, bendito Dios mío.
Rosa Maria Reeder
Derechos Reservados
- Autor: Rosa Maria Reeder ( Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2016 a las 12:48
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez, Kalianali
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