Los Juegos de la duda.-

Tengo tanto, tanto que preguntar...
Tanto como el que acaba de nacer.
No tengo prisa y marcho despacito.
Preguntaré, aunque nadie responda.
No camino con apuros puedo esperar.

¡Y acá, nadie expresará porque dudan!

Todas mis preguntas van de la mano
con las respuestas, ahora, lo aseguro.
Creo saber y siempre lo he creído, que
el curioso, quiere confirmar su saber. y
toda la ironía tiene trono en la duda...

¡Sondear suele ser un vicio de la razón!

¡Acaso piensan, que el curioso es un ignaro
que ignora o un sabio oculto en la ceguera!
¡Albricias! Dicen los niños cuando logran
calzar la escurridiza pieza que faltaba.
Suerte de principiantes y todos los somos,
cuando el pasado asoma la clave que era.

¿Y no qué, preguntar era un servil juego?

Todos sabemos algo y desconocemos
otro tanto. Hay mentiras y verdades.
¡Mayéutica, susurran los sabios en
un duelo de saberes y de equívocos!
Dudas y partos, dicen los que juzgan.

¡Y mastican la ignorancia, los que
elevan la voz para decir: “Yo lo sé”!

Desde el espacio de los desencuentros,
unos preguntan, otros responden y, los
otros, se encubren para no contestarse.
Y, más aún, para no quedar al desnudos
y confirmar, lo que saben que no saben.

¡Saber y no saber, dinámica realidad!

Nacer con un saber, pero no saber que se
sabe, esa es la gran ironía, del tener y no
conocer lo que se tiene, ni cómo se tiene.
Las dudas innatas o creadas asumen sitial
Y toda pregunta o respuesta sujeta está al
sujeto libre o sujetado, por el pre-juicio…

¡Calmar la fiebre de responder, sabiendo que se han
de retar los vicios de la razón por la búsqueda del
saber, es la senda para vencer al miedo y la duda!

Raiza N. Jiménez/ 29/09/2016
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Sócrates reprendiendo a Alcibíades en casa de una cortesana.:

Cuadro del pintor: Hernández Amores, Germán, año,1857..

Esta obra se encuentra en el Museo del Prado, Madrid.