Yo el silencio, tú el gran ruido.
Como un verso, tú tan tibio.
Voy de negro, por tu brillo.
Tú en tu templo, yo en el piso.
Con mis nervios, tus silbidos.
Con tus sueños, mi realismo.
Tanto debo, te pellizco.
Tú y tus besos, desatino.
De universo, de testigo.
No te niego, que he perdido.
De mi cielo, un trocito.
De mi infierno, un soplido.
Más yo entiendo, que contigo,
nunca el miedo,me ha mentido.
No concreto, no te vivo,
pero pienso que eres mío.
Soy el freno, que has pedido.
Yo te bebo sin decirlo.
Guardo el peso, de un olvido.
Y recuerdo que te miro.
Nunca el tiempo fue mi amigo,
ni un enero mi enemigo.
Que perverso es el camino,
mil desiertos, nunca un río.
Luego encuentro en este circo,
que te anhelo y que te evito.
Es tu cuerpo, un laberinto.
El pañuelo que he tejido.
Somos viejos y novicios,
vamos lejos al pasito.
No es secreto, no es capricho.
Que te quiero, y me despido.
- Autor: Olivera Dayana ( Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2016 a las 13:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: Alextheblack, neosan, Ross4
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