Un joven distraído, de repente
ve una piedra golpear una ventana
y asustado por el imprevisto accidente
ofrece disculpas a quien le reclama.
.
El joven queriendo ser condescendiente
se excusó respetuoso ante la dama
y ésta le obsequió palabras maledicentes
que logran al joven enardecerle el alma.
.
El joven ya con su paciencia ausente
en lanzar una nueva piedra se ufana
y ésta vez mil añicos resplandecientes
le ha regalado la ventana.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela
- Autor: Diaz Valero Alejandro José ( Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2016 a las 17:54
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: Maria Isabel Velasquez, JADE FENIX
Comentarios3
Las reacciones desagradables tienen respuestas agresivas, de eso no me cabe duda alguna. Una reflexión con mucho para aprender.
Saludos con mucho afecto amigo. Bea
Asi es amiga... La ira llama ira. Un abrazo!
Ayy, pobre ventana!!
Para reflexionar.
Jajaja. sí, pobre ventana. Aún así dió un resplandeciente obsequió al joven. Saludos!
Mas vale evitar, que no lamentar.
Excelente como siempre tus letras mi querido amigo.
Un placer leerte.
Un fuerte abrazo.
Pues sí. A veces enardecemos al otro con palabras y viene entonces la reacción. Saludos amiga.
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