Esta mañana me acerqué al olivo de la infancia
aquel que nos daba cobijo cada tarde de verano
seguía vivo el tocón aledaño que asiento nos
daba cuando el cansancio rayaba en desmayo.
Acudíamos entonces a nuestros cuentos de
siempre aquellos que polvorean en las antiguas
alacenas piel con piel, cara con cara leíamos
hasta el relente hasta que las letras desaparecían
de emoción llenas.
Recuerdo el día del primer poema, era de Becquer
si mi mente no me traiciona, son ya veinte años
los pasados, son veinte primaveras que sin querer
se me viene la tarde de la Rima XXIX que leí en tu
regazo.
Recuerdo el silencio atronador, tu rizo negro
acariciándome el rostro, volé a los infiernos
dantescos al conjuro de tu aroma.
La emoción brotó en el último verso, tus ojos y los
míos uno.
Tus labios y los míos uno, todo lo demás inexistente.
En ese preciso instante comprendimos
que todo un poema, toda una vida, todo un instante
puede caber en un solo verso.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2016 a las 19:14
- Comentario del autor sobre el poema: Las palabras sobran cuando el amor es verdadero.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 316
- Usuarios favoritos de este poema: Alberto Escobar
Comentarios2
Tan cierto es lo que dices. Saludos
Gracias por tu comentario.
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