Tocó el mendigo a tu puerta y no le abriste,
El menesteroso tendió su mano y la ignoraste,
Dar alivio al sufrido enfermo te negaste,
Das golpes a tú pecho para no sentirte triste…
Magnánimo el Señor prestó atención a tus razones,
Enviándote aliento en misericordiosas abluciones,
Arrepientes tu desdén en suplicantes oraciones,
Vas al templo buscando a Dios por los rincones…
Cuando al fin la incertidumbre en tu alma se avizora,
Hecha duelo…
La pena, la congoja se atraganta en desconsuelo,
¡Llega la factura del Supremo en mala hora,
Recordando tu arrogancia al negarte a dar consuelo!
- Autor: Alejandro Ledezma ( Offline)
- Publicado: 5 de octubre de 2016 a las 15:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 53
- Usuarios favoritos de este poema: pani
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.