**~Ensayo Corto: Navegar Por La Luz~**

Zoraya M. Rodríguez

Y comienza la faena del día, cuando arde la emoción de la musa inspiradora de navegar por la luz, dando encomiendas de símbolos de entrega de una inspiración que sí, es de usted. Adelante, siempre que la musa voladora sea siempre de usted. Penetra al fondo de la inspiración, navega por la luz, llega al bombillo de luz, entra a él, y sabrás que esta vacío, inerte, inmóvil, sin color ni brillo. Sin embargo, la luz esta en usted, siempre en usted. Como una musa que vuela en presencia o en la ausencia de escribir o no. Adéntrate, al mundo inerte de la poesía, es claro, convincente, tenaz, y audaz. Sólo, déjase llevar por la mano que lo escribe, en tinta y en papel, a puño y letra, a musa inspiradora, que no devuelve su delirio en demostrar su capacidad. Sólo dí, “yo quiero escribir”, ser un poeta, un escritor de los que se aventuran a ir más allá de lo que se escribe. Navegar por la luz, es fundir el foco de la luz en su hogar o que ilumine el foco de luz en su cabeza. ¡Ay, se me prendió el bombillo!. Algunos dicen por ahí, pero, ¿qué es en realidad la luz?, la luz es ver más allá de la verdad, es doblegar la sinceridad y saber que estarás por siempre entre la realidad o ficción en cada paso que des para escribir sus cosas. Por lo tanto, no digas que no posees inspiración, si sale de la nada, como romper a llover, como encender una luz, como el peligro en la calle, como el destino sin saber… Además, si escribes de forma análoga, en conjunto, en soledad, o en compañía recuerda una cosa, lo que escribas por siempre será de usted. No desanime en el camino, piensa en la estructuración de sus escritos, de su poesía o de sus ensayos, de lo que desees escribir. Acuérdate, que sólo el lector es cómplice de lo que lee , lo que le agrada leer, y que usted le gustes yá es un camino más fácil de seguir, superar y avanzar hacia el otro extremo del charco. Navegar por la luz, como si fuera un barco, eso es, un barco a la deriva o en buen rumbo, hacia la cúspide o hacia la máxima atracción posible. Verás, sentirás y querrás ser parte del mundo de las letras con tal sólo comenzar a escribir. Utiliza los cinco, seis o siete sentidos, explora su lado bueno, donde eres bueno. Si la riqueza viene a usted, y la vas a dejar ir, es como volar sin alas. Enriquecete, sé más fuerte de lo crees, no seas tan débil, piensa, analiza, investiga, corre de un lado a otro buscando soluciones que, quizás, el tiempo te lo agradecerá. Navegar por la luz, es entregar vida, corazón, y sentimientos, el alma vuela libre, siempre libre, ¿por qué?, porque el alma es lo que te dá luz, en ella y en los ojos aunque estén yá cansados, pernoctan en lo más oscuro del universo, pero luego, abren hacia la existencia real y verdadera de su propio ego. Cruza por el monte verde, por la vereda, por las calles sin salidas, por la pradera, por la llanura, por el mar abierto. Llega al camino con destino, con fuerza, con su propia voluntad, con esta determinación que aún eres la aventura que deseas recorrer, cruzar y saber de ella. No sigas pensando en tonterías, que te quedas estancado, suelta el pensamiento, suelta la mano con que escribes, y su pulso se irá acomodando entre los latidos de su corazón. No seas cruel o mediocre, no seas altanero o sumiso. Corre hacia la pureza de su ser, entrega el corazón, el dolor, y la raíz de lo que has pasado. No somos marionetas, ni máquinas, somos personas, somos seres humanos, que pensamos, que escribimos, que analizamos, que amamos nuestra labor. Que no somos comedia ni títere de esta vida. Somos poetas que de una forma y otra llegamos a la conciencia del ser humano, mediante un escrito, un mensaje o una carta. En cualquier papel queda impresa nuestras emociones con tinta que no se debe ni de borrar, sólo tachar, en la tachadura puede que este la verdad lo cierto de nuestro cometido, pero no te detengas jamás a no escribir, que no somos autómatas de lo ajeno, sino de nuestra propia envergadura como escritores nuevos, a la vanguardia de cada cual ambiente. No somos, “el mismo perro con ese hueso”, o “el mismo collar con perro distinto”. No, no, no, que somos personas que imaginamos, que inventamos, que se fragua en la mente de cada cual una vivencia, o una experiencia. En cada cual existe una plenitud, una situación por la cual escribir te da un aire para que tomes sus alas y alces el vuelo y emprendas su rumbo lejos de aquí. En el cielo, en las nubes, en la tierra, en la soledad o en la compañía. Navegar por la luz es ir más allá de la verdad, porque en la luz está Dios, la luz es Dios, pero, cómo llegar al espacio sideral de la luz de su propia certeza en cuanto al ver la luz desde un punto cercano a la luz y no en tiempos lejanos a la luz. Quédese en su papel, ruborizado de letras, viviendo lo que es el pasado, acechando el presente, e imaginando el futuro. No te quedes fuera del bombillo de luz. Que no somos oscuridad, sino luz, tiempo y espacio, hecho y efecto, afecto y amor. No importa que lenguaje utilices, abolengo, jerga o dialecto chabacano. Lo importante es que emprendas su camino hacia la verdadera existencia. Hacia el cristal de un nuevo sol, por donde la luz sea más real, verídica, y autosuficiente. No podemos desechar los buenos momentos de la vida. Tenemos que triunfar de una forma u otra. Haciendo caso a nuestro propio instinto. A nuestro capricho en continuar la vida. Nos adentramos a la imaginación, a la luz, a la vida. No podemos dejar nuestro lado inspirador. Es la musa, Que ha iluminado como todo un sol a nuestro camino. La esencia en presencia cuando dejamos de iluminar nuestra más cálida sonrisa. Se torna pesada, oscura y sin sentido. Escribe en sentido viceverso, al revés, al derecho, sin prisa, lo que la brisa te vaya soplando en el oído. En cada paso que des recuerde su pasado, ¿cómo comenzaste?, y ayuda al que lo necesite. Que su humildad no se deteriore. Que en cada paso, que no se de su egoísmo. Ser egoísta es saber que no habrá más nada para nadie más. Pues, sí, comparte lo de usted, que no somos idiotas. Tenemos vasta experiencia, para saber que compartir es dejar de su legado a alguien. Navegar por la luz, es ver la verdad de Dios, en cada lágrima, en cada sonrisa, en cada felicidad y odio. Por lo tanto, intenta demostrar sus dotes de escritor, adéntrate a lo irreal, a lo que no conoces, a lo que hiere en el alma, la sangre en las venas, escribiendo por escribir con tinta, con dolor o con felicidad. Se debe a que el escritor se inmiscuya dentro del escrito formal o informal. Y que el lector se haga de rogar hasta culminar el desenlace de la obra. Que el bombillo de luz se haga real en la cabeza del escritor. Que la luz se haga como principal partido en la envergadura del escritor. Llega a lo prohibido de un marco representativo en la manera y forma exacta de usted escribir. Que se note el legado de los antecesores y de nuestro ancestros. Que el vocabulario sea extenso, delicado y de una forma explícita. Que lo implícito quede en su forma de interiorizar el mensaje que representa cada obra literaria de su máxima expresión. Porque navegar por la luz es llegar al fondo del mar abierto, es penetrar en lo desconocido, en llegar a la osadía de la alegría o infelicidad que escribes. Debes de llamar a la musa volando lejos de usted mismo. Como si fuera, una calle sin salida, enciérrate o libera la musa inspiradora lejos de lo monótono, de la anonadada, de lo patidifuso. Inyéctate en las venas sangre nueva, renace de la nada, quédate aquí entre todo y la nada de su propia mente. Sumérgete entre la verdad y lo falso, entre lo cierto y lo incierto, entre lo que ves y lo no, entre lo que sientes o no. Llega a lo prohibido de la locura o de la cordura, que la luz sea camino y dirección, rumbo y destino. Sé como la flor, crece en el mismo lugar aunque marchite. Sé, como el río, nunca se detiene, cruza hacia el mar abierto. Sé, como la luna que sigue la mirada de quién la mire. Sé, como el sol, sus rayos ciega al que lo vé. Sé, como el árbol dá sombra, pero, nada se oculta bajo el sol. Sé, como los elementos de la tierra, fuego, aire, tierra y agua. Que arda dentro de su alma el dolor, la pasión, que el aire te roce en cada entraña de su ser, que sus pies no se levanten de la tierra y que el agua te brinde más vida. En cada letra, en cada palabra, en cada vocablo, en cada paisaje, en cada situación, en cada momento. Como el instante en que se queda en usted la musa más reveladora en el momento mágico entre usted y ella. Navegar por la luz, es nadar entre el mar, entre el deseo, entre la magia de un deseo en escribir lo que quieres plasmar. Llénate de supervivencia, deseas sobrevivir, en calma o como en la aventura de ser, pero, no naufragues ni te tires al abismo cruel y vacío y sin luz. Eso sí, que no tiene luz. Cómo llenar lo ambiguo de lo continuo, de un deseo hacia la verdadera existencia, pues escribiendo. Como renacer entre lo más remoto como la poesía ancestral. Si se debate entre lo más absurdo, entre lo más sencillo, entre lo más superficial, o ficción o fantasía. Se debate entre la realidad o fraguar lo que queda en la vida en inventiva de un poeta en hacer renacer sus escritos en poesía trascendental. No recorras el abismo, es vacío, oscuro, sin luz, ni con aliento de vida. Aunque debes de estudiarlo todo, porque no sabes qué tiene destinado para usted y para sus escritos. No seas pasajero en la lectura, que entre en usted la lectura del ayer y la de hoy. Que seas águila y no ave, que seas semental y no caballo, que seas tiburón y no pez, que seas océano y no mar, que seas virtud y excelencia y no defecto y error. Que el fracaso se haga éxito y que la tempestad sea sol. No desanimes más, porque somos “homosapiens”, y no idólatras de nuestro propio ego. Sé humilde, un poeta se debe a su omnisciencia oculta, callada y en silencio que explora y explota en un papel con tinta y no a su imagen pública. Sé siempre real y auténtico, y no un emulador de otros. Aunque siempre exista el ejemplo a continuar y a seguir.                                                   


   

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  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de octubre de 2016 a las 00:08
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 13
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