Recostado sobre acuarela,
mojado en nubes blancas y de algodón,
ríe el sol pintado con la mirada del gitano
que entre flores buscó la ilusión.
Son las ocho y no despierto,
pues aun llora el mar sus
lágrimas sin humedad.
Entonces bajo esta sabana gris
tan solo pienso en vaguedad.
María, María, María
del alma y María del corazón
dime ¿quién quiso
enseñarte el desamor
y el olvido sin dolor?
Pregunto, ¿quièn intentò enseñarte
el desamor si eras pétalo en mi sueño
y paz en el ardor?
Saturado de recuerdos,
el aire grita su tristeza y soledad.
Y por las palmas de mis manos
rueda el humo del desamparo
y de una amarga desilusión.
Pero en la niebla difusa,
perdida como piedra en barco,
llega el fuego de una mirada vacía.
Entonces pienso en ella.
Los últimos que la vieron,
cuentan que,
sentada en vagón final,
mordía un pañuelo blanco
empapado en llanto y soledad.
María, María, María
del alma y María del corazón
dime ¿quién intentó enseñarte el desamor
y el olvido sin dolor?
Pregunto, ¿quién quiso llevarte al desamor
si eras pétalo en mi sueño y paz en el ardor?
Pero tan solo dìme, ¿quièn?
- Autor: Samuel Santana ( Offline)
- Publicado: 6 de octubre de 2016 a las 09:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 91
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni
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