De la mente en el abismo, semana salud mental.
Paz y bien.
Cierto día que era el día del mercado y según el calendario, la semana de la salud mental, salió a pasear el hermano Angelillo en busca de aquellos que sufrían demasiado por ser demasiado buenos, demasiado justos, demasiado severos consigo mismo.
No tardó en encontrar a docenas de personas así en la ciudad de los lobos que padecían una enfermedad llamada:
el hombre es malo.
Y la imaginación de la maldad del hombre bueno,les hacia a estas personas enfermar preguntándose constantemente :
¿ seré yo también así?
¿ podría hacer Yo sufrir a un semejante?
Ay hermanos,
la sola idea de hacer sufrir a alguien les hacia estar enfermos en la ciudad de los lobos a los hombres buenos.
En una mesa del mercado las autoridades estaban celebrando el día de la salud mental ,junto a estos enfermos dando grandes voces pidiendo respeto.
Al llegar hasta ellos el buen hermano así les dijo:
” Acallar vuestras voces sin sentido,
esclava de vuestra maldita conciencia”
Y colocándose delante de los enfermos,
y entre las autoridades prosiguió el buen hermano:
” Pues vosotros sois la peor enfermedad para estos,
protegiendo de la maldad humana a estas buenas gentes,
que lo son por no ser tan ruines como vosotros.
Ay hermanos, a vosotros enfermos me dirijo ahora,
aunque me veáis tan bien.
Yo mismo sufrí como vosotros.
Yo mismo me hice tan pequeño como vosotros,
tanto, que casi desaparezco.
Yo mismo me negué a mi mismo.
Y me hice tan indefenso…
tan solo por pensar que habitaba en mi la maldad.
Sufría con este pensamiento,
inflingiéndome un gran tormento a mi cuerpo,
vigilando mi comportamiento al pensar:
¿ seré yo capaz de cometer algún pecado?
durante mucho tiempo conviví con esta enfermedad,
que yo le llamaba:
maldición del existir.
!Me hice tan pequeño,
y a la humanidad tan grande!
Me despreciaba y me aborrecía.
Esta era mi enfermedad que a todos complacía.
La duda,
la terrible duda, la sospecha, se cernía en mi,
como si yo fuera mi propio policía,
buscando pruebas de si sería capaz de hacer alguna locura que atentará contra la razón.
Pues la razón era el centro de mi pensamiento.
La razón era mi tumba y mi abismo, y a la vez mi consuelo.
Hasta que un día me cure.
Grité ante mi imagen reflejada en un espejo:
!Vete sospecha de mi!
Tu eres perfecto,
Tu caminas recto y nada te puede torcer si no lo deseas.
Tu eres la virtud y el bien.
Y ahora ve, y divulga estas palabras ante la multitud.
Entonces hermanos,
el mundo cayó sobre mi como una llama de fuego,
cuando mis palabras expresaban amor hacia mi y desprecio hacia vosotros.
Fui torturado, maldecido por mi familia, investigado por la policía, examinado por forenses, pesado, medido, alejado del resto, excluido…
Y todo por ser demasiado bueno, demasiado justo, demasiado severo, demasiado humano.
Paz y bien hermanos.
Angelillo de Uixó así se despidió cuando vio que nadie le hacia caso, y que los enfermos mentales se ponían en su contra porque así se lo ordenaban las autoridades que los tutelaban. En una esquina la policía que había estado atenta a su discurso le amenazó con llevarle al monte de los manzanos una temporada.
Sin embargo, algo de aquello se quedó en un oído, y el buen hermano a su espalda escuchó una voz entre toda esa chusma que se juntaba en el mercado a regocijándose de lo buenos y humanos que eran gritando:
ven a mi locura divina.
II. Poema De la hermana M.B Ibáñez.
Mi apoyo a los llamados locos.
Loca porque no acepto
el dormir en el aprisco,
prefiero noche estrellada,
sin chalanes que pretendan
hacerse pasar por cuerdos,
no son más cuerdos ellos
por preferir la manada.
No me vengan con camamas,
esa panda de orates
con sus discursos de ferias
a comerme la cabeza,
soy feliz con mis locuras;
que doy fe, no lo son,
tan solo son divergencias
de lo que ellos llaman razones
que atentan contra las mías.
No pretendo ser discente,
ni es mi canto epitalamio,
ni presumo de facundia,
y no me pidan escolios
que yo sola me lo guiso
y yo sola me lo zampo.
Angelillo de uixó y M.B Ibáñez.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de octubre de 2016 a las 06:37
- Comentario del autor sobre el poema: La confesión de la terrible enfermedad mental que me diagnosticaron en mi juventud, y que a día de hoy , aun sabiendo que fue provocada para corregir mi conducta, sigo arrastrando sus consecuencias, dejo esta confesión en la semana de la salud mental, así como el pequeño hueco que han dejado mis palabras en nuestra compañera M.B Ibáñez que me ha enviado un poema. Mi grito es este, dudar de los que dicen tener razón.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: Santiago Miranda
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