Fuimos trasladados en la cinta
o en la banda (¿de Moebius?) (ya no lo recuerdo)
éramos entonces niños/abuelos o eras cuando
parcelaron los criterios de figuras mutiladas
otrora comprimidos y apresados por la onda
fuimos sonido y arquitectura del viento, ven
a la roca estancada y rompe este mu(n)do silencio
antaño era una línea o cuerda grave, de baja mixtura
tamizada por rejillas cua driculares
el golpe gruñe tres
uno
dos
tropel enralecido nuestros (sedosos
bucles tocamos en un juego)
elevaron los retazos, de marea ardiente
de fuego helado, fulguraron innatas consistencias
sobre campos varados de leña verde y profundas
cuevas celestes, todo esto ahora es cierto
cuando la imagen entra en tu visión interna
"laverdadera" aurea vereda
cuando hueles el fuego arder o las estrellas
cuando pruebas la dulce piel durazna tras las sábanas
cuando el vértigo se materializa
en carne
hinca los dientes, sobre la nube
chorrea por tu mandíbula
el aire. caliente
las estrellas son las ideas suspicaces de la noche
-es por esto que salimos pero después volvemos
y luego salimos como si luego..-
entramos en la puerta abierta y desprovista
de espejos y marcos, los recovecos arrugados
el registro de nuestros omitidos surcos
donde nos perdemos indefectiblemente cada cierto tiempo
frecuencia gastada sobre capas de rosas ya sin espinas
en la hondura de los siglos, la estela negra flota
y esgrime la punta de la lanza, golpeando rocas
pariendo fuego, la yesca y la llareta, en llama
(en la pica, en la espada, sobre la cama o las cartas)
salimos por la noche de nuestros cuerpos
afuera
Caminabas mujer-hombre y sombra
cortada por el filo de una luz sagrada
cada uno en su camino alterado
cada uno con sus oscuridades
y luces propias consonantes
de máscaras, copadas de robles
los sombreros y manzanas
que no vienen al caso
de los últimos asesinatos
acontecidos en los restos
de tazas sobre la mesa e incrustadas
migas en tu falda
te reconocí a la primera vista
de espejo
eres lo que éramos
una copia de nosotros mismos
deambulando por los pabellones perdidos
una copia, que siempre dice
-lo mismo, es aquello que se repite invariablemente
fuera de lugar, expatriado foco del contexto
el bulbo saturado de amarillo, pequeños
soles en lo alto;
parasoles-quitacielos- conspicuos rayos
embelesan el horizonte de terciopelo
lloró lágrimas, el cerro (Gabriel o) Gabriela
los carros estrellados salpican; nuestros cuerpos
nuevos astros formales instruyen, nuestros cuerpos
viejas leyes extintas, destrozan, nuestros cuerpos
(proletarios sin prole)
nuestra camada dormita ahora
sobre el confort de cóndones
o entrañas infectas
la lógica inherente
al hombre, al perro
caminante nos vamos
cerrando en nuestra
palabras acuciante
y en la espera de algo
como un vívido rayo fulgurante
o la alucinación adivinatoria
de los siglos venideros
recreo el sueño y caigo en olvido
cuando callábamos el por qué
(detodoolvido)
no era necesario hablar
por hablar y ambos
éramos uno
que sentía el hacer
y hacía el sentir y
las palabras bastaban
así era el cielo un cielo
cuando tal niño fue descubierto
alzó las manos a lo alto en la oración
e invocó la palabra, -aquello es cielo
lo que transcurre en el tiempo es un día
entero y esto de acá es mundo
no pudimos acallar
su error, cielo y mundo
eran ideaciones incrustadas
ahora a la vista y ya no pudimos
sino oler y verlas, cuando colisionábamos
con aquellos limites
de nosotros mismos
En fin
No hay fin
Ninguna palabra es
La última palabra
Tampoco esta
Tampoco aquella
Tan
Poco
Es
Lo que ( ) o elevado ha sido
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 7 de octubre de 2016 a las 23:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
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