Buscaba en cada rincón, debajo de mi cama, en aquel clóset viejo donde papá solía guardar sus sacos, en el cajón donde las revistas viejas eran olvidadas, detrás del refrigerador y dentro del horno....siempre le temí a aquel monstruo que por las noches solía comer bajo mi cama, aquel que no me dejaba dormir, que hacia miles de ruidos que sabía solo yo podía escuchar, aquel que mordisqueaba mis muñecos y se comía los bolsos de mis muñecas, ese que siempre desaparecía cuando lo acusaba con mamá; crecí y se esfumó sin despedirse, debajo de mi cama, ya no había migajas de las galletas que mi hermanito escondía en la despensa, los ruidos ya no me atormentaban, ahora por las noches el silencio invadía mi cuarto llenándolo de eco.
El monstruo le había cedido el paso a mayores problemas, los rincones vacíos se llenaron de reproches, golpes en el pecho y cicatrices internas imposibles de curar, permanentes.
Pase un par de años rogando por que el monstruo bajo mi cama se esfumara, con una sábana en la espalda cual capa de súper héroe, una espada de plástico que yo misma le había robado a mi hermanito y de la mano de mamá logré combatirlo un sin fin de veces...nadie podía conmigo..o eso creía yo. Me toco crecer y percatarme de que ahí afuera todo era tan confuso, críticas por todos lados, peleas, golpes por la espalda de quien menos esperabas, demasiada gente necesitada rogando por una moneda a adinerados que derrochaban en cosas estúpidas e innecesarias pero que se negaban a colaborar con una mísera limosna. Tantas personas en guerra luchando por la paz...paradójicamente "luchando" con armas de fuego en busca de calma y paz...irónico no?.
Bestias fabricadas para matar humanos, fanáticos haciendo miles de dioses de uno solo, atentados en contra de uno mismo, diversión a costa de otros.....
.. al parecer el monstruo debajo de mi cama no era tan malo, después de todo nunca me grito ni crítico mi manera de ser, de vestirme o de expresarme, el miedo que sentía al encontrar migajas bajo mi cama no se compara con el terror que ahora siento al salir y ver la realidad.
Corrí, me apresuré y escale hasta el estante mas alto donde mamá había escondido las galletas favoritas del monstruo, “por favor que regrese” repetía seguidamente en mi cabeza mientras iba rumbo a mi cuarto tirando trocitos de su aperitivo favorito. En silencio y sin zapatos, me tire al suelo pecho tierra y me deslicé bajo mi cama, tire las galletas que sobraban y esperé… esperé.. hasta quedarme dormida. Entre sueños unas finas manos retiraban el cabello de mi rostro, el cuarto se torno frío, respirar se volvía difícil.. ahí supe que había llegado..no despegue mis párpados ni por un segundo ya que no quería que el monstruo se fuera de nuevo.
Amanecí en mi cama cubierta con un cobertor y las manos heladas, me asome debajo de la cama y sonreí…….
Las migajas habían vuelto.
- Autor: Sabor a ti. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de octubre de 2016 a las 18:25
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: Viento de amor
Comentarios1
Saludos poetisa, disfruté de tan interesante reflexión. Lindo fin de semana.
Mallito
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