A ti encomendé mi misión de vida:
"Jesús, confío en ti,
Jesús, confío en ti...",
y bajo pacto de fe en mis entrañas,
daga de magma en mi pecho se clava.
Pensé que en ella mandabas un ángel:
teniendo épico nombre
y consorte de luna en pleno día,
no dudaría de señal divina
aparente de ti.
¿Por qué me amedrentas de cruel manera,
sabiendo que en tu hijo no existen dudas
al confiar en tu verbo...?
O si el verbo no es tuyo,
Satán habló por mis descuidos fuertes
y me engañó como digno de él es.
Tanto permites, Dios, que él me atormente;
cual con el santo Job
con familïa y patrimonio suyo,
sarna le das a mi alma
con tanta mujer que a mí me despecha.
Con Job pusiste a prueba su fe en ti,
¿conmigo qué pretendes?
¿Poner a prueba mi fe en el amor?
Tú no eres malo, padre santísimo.
Diste por mí tu vida.
Córtame vil suplicio.
Cual Basilio a Segismundo hijo suyo,
me haces ver a los libres
siendo encadenado con hierro y plomo,
sin darte cuenta de cuánta honradez
te daría, padre mío,
complaciendo mujer feliz a mi lado.
Mas ya entendí el mensaje
que de tus labios tan sabios expiras:
pues no quieres que en este periodo
me enamore rapaz.
Te gusta que ande de pïel en pïel;
de labïos en labios,
de cadera en cadera,
de cüerpo en cüerpo
y obvio de seno en seno,
¿pues qué significado contiene el sexo
que tú mismo creaste?
Se le llama pecado,
pecado a pesar de ser arte tuyo,
tuyo en pintura de Helios y Selene;
tuyo en ambiente de tierras y mares,
tuyo expresado en la noche y el día:
sintetizado en varón y mujer.
Siempre es hermoso tu arte de sentidos,
y vestido de erótico,
el düalismo toca
tu cielo revestido de colores.
No me das mujer para atarme al cielo;
en frenesís tan cortos
y de medio segundo
explotando con mujer y mujer,
deseas tú que me siga fundiendo.
Hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo tuyo.
Si te pedí mujer digna de mí,
y de esa bendición no me bendices,
sé que lo harás cuando Cronos camine.
Por ahora, petición que te pido:
bórrame sueño infante
y no dejes que malvados demonios
me ataquen de vez nueva
como con las mujeres anteriores.
- Autor: Fermín Medina ( Offline)
- Publicado: 8 de octubre de 2016 a las 23:38
- Comentario del autor sobre el poema: Andaba llenándome de placer hedonista por todos mis rumbos y tiempos hasta que hace tres semanas me detuvo una mujer de piel blanca como un ángel. Sentí que el cielo se me venía encima al escuchar su voz y sentir su trato. Creía que nos estábamos elevando de la tierra juntos y sí, ella también se estaba elevando de la tierra, pero con otro. No es la primera vez que me sucede, pareciera que es Dios el que marca el sentimiento, pero si fuera Dios el amor sería correspondido y una bendición , no una maldición de desamor. Es un demonio del destino el que pone esas trabas en el camino; ponen eufemismos en el camino y debemos pedir a Dios no encontrarnos con ellos. Todo eso nos obliga a buscar el placer desenfrenado, poque en efecto, sirve para consolar aunque sea por sólo unos minutos.
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