Una voz desconocida increpa ¡asesino!
mientras otra suave susurra ¡homicida!
no sabe cuál es más sensata,
cual de ellas silencia más,
a cual entonces escuchar.
Si de razón quepa en las voces,
mata el tiempo (con sus rabietas),
las incertidumbres, los derrumbes
aniquila con temblorosas manos
desde un torso que sale a flote.
¡Asesino!, nuevamente se escucha
y le roza el escalofrío de un psicópata
de un serial rebelado, enfrentado
y con ese dedo apuntando a su cabeza
sigue matando la vida poco a poco.
Así lo hacen todos al mismo tiempo,
(solo hay que ir naciendo a la muerte).
Vivir no es ganar el cielo tampoco.
- Autor: Inexistente ( Offline)
- Publicado: 9 de octubre de 2016 a las 18:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Vélez Alcívar
Comentarios1
Magnífico
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