Tengo una espina clavada
que igual que una sabandija
se aferra con mis entrañas.
Tengo una pena muy grande
que arranca de mi garganta
lamentos por soleares.
Pena de verte indefenso
con miedo a la incertidumbre,
al bicho y al tratamiento.
Pena por esos calvitos
que luchan contra el cangrejo
a base de radio y quimio.
¡Viva tus garras chaval!
que nada te tuerza el brazo
que tú, te vas a curar.
Cecilio Navarro Pérez. 12/10/2016.
- Autor: Cecilio Navarro ( Offline)
- Publicado: 12 de octubre de 2016 a las 05:47
- Comentario del autor sobre el poema: Soleares. Todas las estrofas guardan el mismo ritmo métrico.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, Eben79, jarablanca
Comentarios4
Me uno a esta empatÍa
SALUDOS Y UN ABRAZO
Nélida
Muy humano el poema.
Basta de decirles: "pobrecitos"
Ellos son unos luchadores y más fuertes que muchos de nosotros.
Saludos
Grandes héroes que luchan como titanes y son ejemplo de valentía y coraje. Bravo por ellos, y bravo por ti, por mostrarnos su realidad, ya que tenemos tanta costumbre de mirarnos continuamente el ombligo, y ser tan ciegos con la realidad que nos rodea.
Me gustó mucho tu poema.
Un abrazo.
Muchas gracias Jara. Me alegro que haya sido de tu agrado. Son pequeños titanes pero a su alrededor hay mucho sufrimiento. Gracias a Dios, cada vez son mejores los tratamientos que consiguen atenuar el dolor y los efectos secundarios tan perniciosos para ellos, pero sus familiares, raramente consiguen encontrar la fe y la esperanza suficiente para tranquilizarse. En las salas de espera de los tratamientos se viven verdaderas tragedias con las madres y padres de estos niños. Hace tiempo que perdí la afición a los toros cuando fui consciente del sufrimiento de los animales, pero la poca consideración de algún energúmeno con el pequeño Adrián que quiere mantener la ilusión de ser torero, me arrancó estos “reglones” a modo de lamento.
Se lo que se vive en la salas de espera. Yo esperé para mí, hace años y tengo clavada en el alma, la imagen de una niñita que entraba al tratamiento por su propio pie, y salía en brazos de su padre; no lo olvidé jamás. De lo de esa gente que me hablas, sólo decirte que hay mucho lobo con piel de cordero.
Un abrazo.
Sentido poema, me llego dentro mi querido amigo, siento lo mismo que tu y deseo lo mismo que tu , un abrazo.
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