Me levanté bien temprano
pero lo primero que vi fue
a un pájaro oscuro
volando torcido.
Luego pasó un hombre
apresurado arrastrando
con cadena a un resistido
perro azul.
Y, un poco distante,
por los arbolejos apaciguados,
un gato maulló con la
desesperación de un
bohemio ebrio y loco.
Entre el reguero de nubes,
aún sin alumbrar,
una formó el rostro de un
lánguido viejo cansado,
solitario y vago.
Había llegado el invierno
y a mí ya empezaban a
importunarme esos malditos
cuervos con el desquiciado
y azaroso graznar.
- Autor: Samuel Santana ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2016 a las 10:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Eben79, LeAnDro silencio es salud en soledad, Mauro Enrique Lopez Z., Rosalways
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