En una determinada esquina
de una inmensa ciudad
un anciano de mirada esquiva
ejercía la mendicidad.
.
Sus desgastados harapos
y suciedad de indigente
eran su mayor alegato
para pedirle a la gente.
.
Entre tanta calamidad
no falta alguien bueno
que muestre su caridad
con el pobre pordiosero.
.
En otra populosa esquina
de la misma ciudad
lo que mis ojos miran
no le doy credibilidad.
.
El mismo anciano aquel
libaba licor entre risas
abrazado a una mujer
entre humo y cenizas.
.
Un atropello frontal
a la caridad sana
es la conducta inmoral
de esas lacras humanas.
.
¿Qué dirá el dadivoso
que en su afán caritativo
ve este hecho vergonzoso
de este mundo en que vivimos.
.
Qué falta de decoro,
en su miseria humana
viven de mal modo
con su burla malsana.
.
Pido a Dios, que los caritativos
que le den ayuda en una esquina,
no descubran ese actuar abusivo
que parte el alma y desanima.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.
- Autor: Diaz Valero Alejandro José ( Offline)
- Publicado: 14 de octubre de 2016 a las 15:29
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 102
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