¡Te estremecía mi pasión! ¡Suscitaba tu piel dorada!
Un día. Tu alma apuntó hacia mí.
Centrado en mí, ¡disparaba!
La bala moldeó un corazón de arena en mi ser...
Me advirtió: «Vos no podés perder...¡Jugá!».
¡Entonces jugaba yo!
Jugaba en tu playa de avena y suscitaba tu imaginación...
¡tan promiscua como la «guayaba» y el sol!
¡Y me moldeáste con tu calor y celo!
¡Ay, cuánto gocé al tenerlos!
¡Y moldeé tu firme culo y jugosos labios
y senos con un sinfín de caricias y besos!
¡Ay, moldeé tu alma dorada con mis versos de nácar!
¡Todas las tardes temblabas!
¡Ay! ¡Cómo temblabas mi dama
de fuego suscitada en mi cama!
¡Te estremecía mi pasión!
¡Ay, me suplicaba tu piel dorada!
¡Ay, pero mi inerte pasión
—un día— quedó suscitada!
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- Autor: Julián Riveira Dosártes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de octubre de 2016 a las 18:02
- Comentario del autor sobre el poema: Suscitada quedó mi pasión...
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 93
- Usuarios favoritos de este poema: Azucena Ibatá Bermudez
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