Es curioso...
pero
la gota
de whisky
que derramó
el vaso
ovalado
envolvió
completamente
al charco
que la lluvia
embriagadora
dejó
en la acera
desierta
de la ciudad
gris...
Después
lo conté,
incluso
lo canté
a los cuatro
vientos,
bien que
nadie
me creyó...
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