Esa tarde abandoné el Hospital y felizmente dolorido pase la noche en el Galerna. Era el 27 de Octubre, habían pasado 47 días desde lo mio en Oyarzun. Ya no era un mozalbete medio niño medio hombre, era un hombre que el próximo 6 de enero cumpliría 18 años, estaba vivo, estaba embarcado y me iba a ir para Galicia con los míos y no me había despedido de Amparito, mi salvadora.
PARTE IV Y FINAL
Mi vida volvió a ser rápida sin tiempo para pensar. Dos días y a la mar, rumbo a Ferrol. En esos días me familiarice con el Galerna y con los demás tripulantes, sobre todo con el sanitario que me hacía curas todos los días.
La llegada a Ferrol fue volver a sentir el olor de mi tierra y la cercanía de mi gente. Allí, a pie de muelle estaba mi hermano Perfecto vestido de marinero.
- ¡Que abrazo nos dimos!, fue un abrazo de sangre y de lagrimas, un abrazo sin medir el tiempo y sin decir palabras. Nunca en mi vida volví a abrazar igual.
Perfecto era pescador de bajura como mi padre y como yo, y me contó de casa y de que la Marina lo había alistado y que ahora estaba haciendo un curso de artillero naval para embarcar en un nuevo crucero que se estaba alistando.
A partir de la llegada a Ferrol y en apenas 20 días de instrucción pase de ser marinero con boina a ser marinero con lepanto y mientras yo me vestí de marinero de guerra, al Galerna lo vistieron con dos cañones y una ametralladora antiaérea. A mediados de noviembre me dieron un permiso de dos días para visitar a mis padres en Cangas.
Los hijos de Perfecto y de Divina eramos tres. Mi hermana Divina (la mayor), mi hermano Perfecto que me llevaba dos años y yo (el pequeño).
- Vestidos de marineros fuimos juntos Perfecto y yo (a él también le habían dado permiso), fueron dos días de fiesta en casa. Mama Divina no paro de cocinar y de llorar y de abrazarnos.Ya nunca más volveríamos a estar todos juntos. Perfecto se hundió con su crucero en el Cabo Palos en el 38.
Por eso no me gusta navegar por el Mediterrraneo, porque allí esta Perfecto y aunque abrace a la mar para abrazarlo a él, la mar se me va entre los dedos como se nos fue él.
De nuevo en Ferrol me reincorpore al armado Galerna ( el Comandante del Galerna solicitó mi reembarque), y la guerra del Galerna fue mi guerra. Patrullas por el Cantábrico de aquí para allá, y también por las costas gallegas del Atlántico y al final de la guerra hasta fuimos a Cadiz remolcando una gabarra.
Al volver de Cadiz un poco antes de acabar la guerra, desarmaron el barco y se lo devolvieron a la Pysbe, yo tenía 20 años y al poco me licenciaron y como no sabía hacer otra cosa que navegar y pescar, me di a la mar con los bacaladeros de la Pysbe (como quería el Padrino).
Y navegue campaña tras campaña ganando buenos cuartos, y en las navidades del 44, después de cuatro años de noviazgo de tipo marinero (carta tras carta), me case con Carmen. Lo nuestro duro poco, Carmen murió en noviembre del 45 al dar a luz y yo deje la mar para criar a mi hija Carmiña.
Aprendí el oficio de cantero y trabaje la piedra y hasta me hice una casa de piedra en mi Cangas natal y vi crecer a mi hija y la lleve al altar el día de su boda y en el 65 al poco de nacer mi nieta Carmen Divina, volví a la mar. La tierra ya no me necesitaba y me mareaba demasiado.
Y desde entonces aquí estoy Don Eladio, navegando, que es donde donde mejor estoy y donde menos doy la lata.Y usted dándome la lata a mi y apuntando lo que yo le cuento.
- Ande, déjelo ya y vamos a dar una ronda a la máquina..., ¡que estamos de guardia!.
Y ahí se va Rivas con su espalda llena de agujeros su bota a la bandolera y su guerra a cuestas.
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