Acordonados, presos entre paredes ficticias. Sometidas a cargar las inmundicias de un terraplén de cadáveres. En marcha, convalecientes y acabados por la fricción del tiempo. Desnudos ante la burla de la nada, de la bestia empedernida de lujuria y codicia. Acudimos como imbéciles a optar por la maldita miseria que nos merecemos - que nos hacen creer que es así - al final, no sirve de nada pensar otra cosa. Como plomo sobre los hombros descansa el poder. Sobre miles y miles de cuerpos solapados. El hambre; ese negocio tan bursátil, brota como gusanos de basura. Los niños, esos que al ver la luz sienten un sueño, ese que se les destaja de golpe; todo aquello que pretenden lograr. Viejos, exhaustos, humillados por los mismos que ellos vieron crecer. Y, la mujer, destinada al más ínfimo servilismo “eterno”; es la llevadera de carga de la inutilidad masculina. Hombre, muchos hombres, solo son mulas con gajos de bolas guindantes.
Atravesados por la ira, inconscientes del otro, a un lado pasamos, ignorantes del dolor vecino; como cual gringolas puestas en los ojos. Brutal, lo se, muy brutal lo que estamos haciendo. El vacío es parte de nuestro camino. Solo perseguimos fantasmas, sombras en un laberinto sin fin. Especialistas somos en pulverizar al semejante. Atomizadores y taxativos con las palabras, no medimos el impacto de éstas al continuo, a nuestro igual, al otro. Pero, y... ¿Qué Hacer? ¿Conlleva a algún bendito destino manifestar desprecio por tan maldito sistema? ¿De que me sirve presentarles esto? Siguen muchos sin entender nada. Son solo robots, máquinas sincronizadas por un computador; simplificados. Dirigidos a la fosa, pensados, maniatados como títeres de trapo viejo; como payasos de circo que fingen alegría. Falsos actores - así somos – así eres mundo mío, unos más del ganado, esperando el arreo y su perro del miedo. No lo saben, o no lo quieren ver. Sabrán que la linea de producción más grande que he conocido es esta máquina llamada democracia, sí, esta pantomima, sorda, ciega, impotente en esencia y estructura. Pero, que carajos sabrán algunos de esto. Es que... estoy cansado, asqueado de tanta farsa. De la sociedad y su teatro, de la televisión y su ficción, de la música y su masaje cerebral, del diario amarillistas, del Internet y la radio hiperbólica.
Wiston Llovera
Comentarios1
Una manera perfecta de dejar pasmado en letras la realidad actual de la humanidad, concuerdo totalmente con lo que escribiste. Es triste pero es real.
Excelente como plasmas las ideas.
Muchas gracias amigo por tomar tu tiempo y leerme. Saludos
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