Otro día, una mujer nueva en mi vida,
no comprendo de lealtades.
Mi corazón desatado todo destruye,
causa un caos enorme en las personas.
Me siento amado, salgo corriendo,
me da pavor el poder del amor verdadero.
Las delicias de un cuerpo me alivian,
pero el sentir amor verdadero me parte.
Siempre corro, huyo de la mujer qué amo,
tengo miedo de causarle un llanto.
Bebiendo es del único estado en qué le hablo,
le digo los versos más sinceros, verdaderos.
Despierto al ritmo del alba, después de una madrugada
acalorada en los brazos de alguna dama,
mi labia es contundente en las sabanas mojadas,
la sinfonía del recitar de mi cuerpo es profunda,
enamoro con palabras a juego con el sexo.
El café de la mañana lo tomo en solitario,
alguna canción suena despacio en la radio.
Las mujeres lloran, al conocer el demonio,
qué encarcelado habita mi piel.
Me gusta vivir acelerado por una mujer,
tal vez en un futuro pueda comprender
qué el amor es para siempre, con una sola,
ella será todo en mi prosa y mis estrofas.
Seguiré huyendo en el infierno de mi deseo,
quemare mi cuerpo en los besos del olvido,
en mi alma seguirá el vacio del amor temido,
luchare por permanecer unido a los labios
qué con su carmesí encuentren la llave,
para detener mi huida eterna, sin un fin.
- Autor: ErC ( Offline)
- Publicado: 22 de octubre de 2016 a las 20:55
- Categoría: Amor
- Lecturas: 257
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