¿ quién no iba a creer en el hombre escrupuloso y formal?
Ni a gritar que no se fuera.
¿ quién de nosotros no deseaba escuchar su verdad, su pequeña verdad?
Tan cercana a nuestras creencias las mentiras que se fraguan tras las puertas de los despachos
Así hablaba consigo el buen hermano Angelillo después de haber escuchado al hombre formal y escrupuloso, con Fe en que volvería a nuestro lado con millones de seguidores.
Esta era su historia.
Huyó, huyó el hombre escrupuloso que había guardado las formas, huyó ladrando como un héroe por el campo.
Se retiró para volver, cuando le mordió una araña que le habían puesto sus propios compañeros bajo el asiento por ser escrupuloso.
Al sentir el veneno de la araña el hombre de las formas, pegó un salto del asiento gritando:
Desgraciados ¿ qué me habéis hecho?
Cuando el veneno circulo por su sangre roja, le sirvió de remedio para contar la verdad, pues nada hace mejor soltar la lengua y ser sincero que los peores males, y los más duros golpes. Nada es tan precioso para discernir la verdad que unirse con tus enemigos y odiar a tus amigos.
!Alabados sean los que hayan pasado esto!
Así que el hombre escrupuloso y de las formas, les dio las gracias a sus compañeros por envenenarlo, y antes de huir malherido, les dio las manos en un gran abrazo en la despedida en el umbral de la puerta giratoria, donde dijo:
Os sigo queriendo, formo parte de vosotros.
Luego se subió a su coche, y empezó a correr por todos los pueblos gritando:
Busco compañeros, busco compañeros con principios socialistas para hacer la travesía por el desierto con Podemos.
Muchos distraídos se acercaban maravillados de sus palabras, y el les explicaba su verdad que titulaba como:
El mito de la madriguera.
Así empezaba:
Imaginar que vivimos en una madriguera como conejos mirando las paredes donde hay unas sombras que ven nuestros ojos. Todos sabemos de sobra que lo que vemos es mentira, pero fuera están los poderes económicos y las grandes líneas editoriales, que nos dicen lo que vemos en esas sombras, y lo que pasará si desobedecemos. Todos los días nos muestran los castigos. Pero yo os digo que he salido de la chistera y he visto lo que hay, una gran hoguera alimentada por papel , y si soplamos, la apagamos, y salimos todos a ver la luz. Somos personas y no conejos coño.
La gente mucho aplaudía, y se divertía, hasta que la escopeta nacional llegaba empezando a disparar. Pedro salia entonces corriendo, y cada cual a su madriguera.
Angelillo de Uixó.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de octubre de 2016 a las 13:27
- Comentario del autor sobre el poema: el mito de la caverna con la escopeta nacional , paz y bien.
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 43
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