En lontananza un árbol, una encina, y en él,
varias ramas y en una rama una hoja, y de esta
dependía irónicamente su suerte, la vida.
Vio pasar veranos, otoños e inviernos y la hoja
fiel al árbol se mantenía.
En él se posaron todo tipo de parásitos, hierba mala
y la enredadera quiso asfixiar, y fiel la hoja al árbol se
mantenía.
Pero llegaron los vientos alisios con bríos nuevos y
epicúreo, y la hoja lozana y fuerte a otros lares fue
a parar y echar raíz.
Y aquella hoja que fue la razón porque vivir, fue también la
razón de su extinguir.
Sus raíces se fueron secando, su corteza en pedazos al
duro suelo caían, la yerba mala a su alrededor crecía,
y la enredadera silenciosamente, como todo aquello que
mata de verdad, lo fue a aniquilar.
Yace en el lugar de la encina, escombros, huella de una vida,
de un alma.
- Autor: José Antonio Vilela Medina ( Offline)
- Publicado: 3 de noviembre de 2016 a las 03:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Maga11, AZULNOCHE, Eben79
Comentarios1
El milagro de la vida y la fuerza de la energía reflejado en versos con muy bellas palabras.
También le dedique unas palabras a una encina muy especial.
Me gustó leerte.
Muchas gracias por tus palabras AZULNOCHE. Un abrazo del alma.
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