Manifestante de medianoche.

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Manifestante de medianoche.

Así hablaba mirando el porvenir desde la azotea en el ocaso el buen hermano Angelillo observando el brillo del alcor sin temor a la llegada de la medianoche, su hora preferida para hablar.

 

La manifestación se ha consumado. Está agotada. El día termina hermanos míos tan terrible como prometía. Nada ha cambiado. Los furgones policiales entran aburridos a los cuarteles. Los helicópteros se alejan ruidosos en el ocaso. Los detenidos ocupan los calabozos con alborozo. Todo es alegría en mi corazón, porque dentro de poco llegará la medianoche tras este día sin cambio. Entonces la ley mordaza ya no tendrá vigencia hasta la madrugada. Uno puede romper tranquilamente los cristales de los coches, volcar los cubos de basura para que coman los pobres. Blasfemar contra el gobierno, y los que están en su contra en las manifestaciones y lo apoyan. Cuando llegue la medianoche, la policía no podrá hacer nada, porque la noche es el momento en que es lícito manifestar el dolor sufriendo junto los pobres. De sentirse una víctima aislada y apolítica junto las putas y los desequilibrados. La noche está poblada de infinitas estrellas de la clandestinidad, del trabajo enterrado, del trabajo en negro, de desesperanza con ganas de justicia.

Allí, en la noche se labra, se fragua , el martillo que ha de romper nuestros muros.

Que ha de derribar las puntas de las pirámides.

Oh hermosa noche mía, me llenas de duras y tristes esperanzas.

 

La noche, la oscuridad luminosa hermanos del alba, debe servirnos para sentir la luz y renegar de ella.

Atrás luz hasta que podemos dominarte.

Todo manifestante necesita oscuridad, dolor, un largo sufrimiento.

Debe conocer la medianoche como el vino. Debe amar las más espantosas formas de vida, y sufrir junto a ellas. Su alegría debe estar con los postrados, consumidos, olvidados. EL consuelo y la esperanza debe ser la voluntad de los demás doblegando el poder hasta hacerlo desaparecer.

Para ello se requiere vivir entre las sombras. Sentir la presencia de las cosas que no se ven.

Escuchar y no creer.

Ver y no creer.

Seguir a una legión de no creyentes indisciplinados que entren de la noche a la luz del día con todo perdido de antemano, para romper los tronos antes de que llegue la perpetúa medianoche a nuestros corazones.

Paz y bien.

Angelillo de Uixó. Manifestante de medianoche.

 

 

 

 

 

 

  • Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de noviembre de 2016 a las 16:12
  • Comentario del autor sobre el poema: una breve reflexión llena de esperanza mientras miraba el mundo desde la cornisa de mi casa.
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 97
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