Cuando estoy en San Felipe,
escuchar las campanas
de su moderna catedral
es amanecer con un recital.
Con el Himno Nacional
y Johann Sebastian Bach,
despierta nuestro pueblo,
dispuesto a trabajar.
En mi hora nocturnal,
al son de las campanas,
me dispongo a rezar.
Un encuentro celestial,
precede mi pensar.
Evoco a seres amados
y a la sufrida sociedad.
Imploro por todos
y por el bienestar social.
Ese campanear melódico,
me impide enervar.
Encuentro mi propio yo,
y resucita mi historial.
Siento el Espíritu Santo
y hablo con Dios.
Luego duermo, y al soñar,
floto y veo la bella capital,
en su tregua, descansa;
regreso y al levantar,
doy gracias al Señor,
por permitirme ganar,
un día más para amar!
- Autor: Rafael Parra Barrios (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de noviembre de 2016 a las 14:12
- Comentario del autor sobre el poema: Las Campanas son: "Instrumentos de metales en forma de copa invertida que suena al golpearlo el badajo que tiene en su interior" RAE. En el caso de las Campanas de la Catedral de San Felipe, estado Yaracuy, nos referimos a un equipo electrónico que emite sonidos de campanas, que en la mañana, en el día y en la noche, deleitan al pueblo; pero al fin y al cabo, son las campanas que inspiran a cultores a escribir en torno a la magia que produce su repicar.
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 211
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Parra Barrios
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