Trece campanadas del martillo
contra la campanilla de bronce.
Trece campanadas
para los trece escalones
de madera que conducen
al nudo retorcido de la horca,
sin palabras huecas
hace mucho tiempo que te espero.
Los relojes del templo dieron las doce:
la hora que divide la noche,
la hora que divide el alma...
Ese ruido me perseguirá
toda la eternidad
contaminando inexorablemente mi humanidad.
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Autor:
Vomitronic (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
9 de noviembre de 2016 a las 13:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas:
60
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