Omega vivo, poema de difuntos para Cohen.

Omega

Poema para muertos

Las hierbas.
Yo me cortaré la mano derecha.
Espera.
Las hierbas.
Tengo un guante de mercurio y otro de seda.
Espera.
¡Las hierbas!
No solloces. Silencio, que no nos sientan.
Espera.
¡Las hierbas!
Se cayeron las estatuas
al abrirse la gran puerta.
¡¡Las hierbaaas!!

...oooOOOooo...

Federico García Lorca.

Omega vivo. Poema de difuntos para Cohen.

He anudado los juncos,

a la orilla del puente,

viendo hundirse,

el agua que no baja,

lejos de las hierbas.

El ojo ha temblado,

ante el espejo roto de los peces.

Con sus aletas cortadas flotando,

sobre las rocas,

en la orilla de los juncos.

Si aún hubiera,

quien sujetara las cañas,

para no hundirse lejos del agua.

Pero se ha ido,

con las sirenas en los oídos.

Se ha ido,

con el agua y los barcos.

Y yo me quedo en el silencio,

apoyado sobre la roca llena musgo,

anudando mudo los juncos,

en la orilla del puente,

defendiendo todo lo que termina.

Angelillo de Uixó.

una de las noches en las que no me suicidé

Leonard Cohen

Bailáis en el día que salvasteis
mis ángeles teóricos
hijas de la nueva clase media
que lleváis la boca como la Bardot
              
Venid queridas mías
las películas son verdad
Yo soy el dulce cantante perdido cuya muerte
en la niebla ha sido reducida por vuestras nuevas
botas de tacón alto a colillas
Iba caminando por el puerto esta noche
buscando una cama de agua de 25 centavos
pero dormiré esta noche
con tus ligas enroscadas en mis zapatos
como arcos iris en vacaciones
con tu virginidad gobernando
los cementerios de condones como una segunda oportunidad
Yo creo Yo creo
que el jueves 12 de diciembre
no es la noche
y besaré de nuevo la vertiente de un pecho
un pequeño pezón sobre mí
como una puesta de sol.