Se movían las paredes,
no era un temblor
era insomnio del alma,
pensar en aquel cuarto,
la luz tenue de lámpara,
una cama en el centro
a la pared pegada,
una botella de whiskey,
imágenes de ella en su mente,
tinta en su pluma,
tantas palabras en el mundo,
tantos idiomas.
La pesadez de la noche
y a la vez la levedad del espíritu,
para el su felicidad,
mundos de opio.
- Autor: Eber R. Guerrero (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de noviembre de 2016 a las 19:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: El Silente Vagabundo
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