Yo que había sido vencedora de mil batallas,
que paso a paso había logrado declarar la guerra a la fantasía,
la ira y el desamor.
Pero estoy aquí queriendo saber cómo sobrevivir a esta
dura batalla que me ha tocado vivir por ti.
Como sobrevivir con una bala en el corazón,
la misma bala que recibí el día que te conocí.
Tú que hoy me tienes indefensa ante cualquier ataque
por la bala de acero que proyectaste en mi corazón, sin permiso alguno.
Esta bala, hoy me causa tormento noche y día,
he recorrido el mundo entero en busca de una expiación,
pero no hay médico que expíe tal dolor.
Hoy solo me resta regresar a mi agresor, a ti;
en busca de pócima para vivir;
eres tu mi medicamento y mi veneno.
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