Hoy te vi en otro rostro, en otro lugar, en otro momento...
Pero era tu nariz respingada, tu hermosa boca roja y tú pelo lacio,
¡Eras tú, eras tú, como en los años de nuestra juventud!
Era tu sonrisa y era tu mirada y era tu nervioso movimiento
y me quede sumamente sorprendido entre mi quietud
de imaginarte, de fantasearte, de verte y de no verte.
Fue para mí una sorpresa tan grande que no te imaginas...
De volver a tener la ilusión de disfrutar otra vez tu sabor,
De tu sonrisa, de la gracia que tenían tus caderas al moverte,
De tu figura esbelta que parecía danzar en el viento,
De perderme en la horas contemplando tu cuerpo…
Solo espero que llegue el día de mañana para ir nuevamente,
A ese lugar y llenarme de recuerdo, volver a verte y no verte,
En la hermosa joven que estará ahí, detrás del mostrador.
- Autor: Caballo Negro. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de noviembre de 2016 a las 00:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 101
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez, un poeta lirico
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