Hoy que la luna agranda,
quise acariciar tu cálida tez.
Mis labios ávidos de besarte.
Pero tú no quieres, tú no sientes.
Hoy que el reflejo aclara,
quise tocarte por tus sonrojados pómulos.
Mis ojos locos por mirarte.
Pero tú no quieres, tú no sientes.
Alcé mi mano sobre tu cuello,
y te susurré al oído:
-La luz de la luna, tu mirada,
por el viento anhelo tu aliento
y por el sol, tus cálidos besos.
Me miró, y asintió asombrada
de sus dotes perplejos,
y me susurró al oído:
-Por ti ignorada, sin ninguna razón,
nunca vi un alma, que por mí, tanto amor.
Y de repente una estrella lanzada de Dios.
Una flecha de Cupido, cayó entre los dos.
Y tras el beso al alba, salió el sol.
- Autor: J.C.R (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de noviembre de 2016 a las 16:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: Frögel Franco
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