No sé por qué lo hice, o sí, pero en aquel momento
no pude escribir otro desenlace distinto a mi vida.
No pude soportar que Dolores, mi pasión entera,
decidiera dar la espalda a su corazón por cumplir
con lo esperado y debido.
Fueron meses de pasión escondida, aquella que
de verdad enciende el alma, que colmaba hasta
el tuétano mi vis romántica que a mis veintisiete
años brillaba en el último confín del universo,
sin descanso, deseándola, Mi Dolores prohibida
.
Fue una mañana de invierno, recuerdo, de febrero,
si no me traiciona la memoria, cuando acudiste a
mi casa para comunicarme mi sentencia de muerte.
¡Que lo nuestro no podía seguir!,
que debiste ceder al ego, al miedo.
No pude evitar, apenas traspuso la puerta, asirme
a mi cachorrillo para no ser tragado por el abismo.
Lo cargué con azufre y rojo de Lucifer para allanar
mi memoria, tan celebrada en la España liberal,
que defendí a capa y espada.
Mi mundo de mielina y materia gris se esparció por
la habitación ante la congoja de Adelita, que oyó
el disparo desde su habitación de juegos, ¡¡ella, que
solo con cinco añitos ha tenido que sufrir tal golpe!!,
¡¡¡¡ Lo siento hija mía, no pude evitarlo, espero que
algún día me perdones!!!!.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de noviembre de 2016 a las 20:07
- Comentario del autor sobre el poema: La Muerte de Larra fue el pistoletazo de salida del mito romántico en España, y su entierro la alternativa del otro gran romántico: José Zorrilla, el autor de Don Juan Tenorio.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Jarbe, Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa
Comentarios2
¿ Es tuyo ?
Muy,muy bueno.
Me alegro que te guste hasta el punto de pensar que es de otro. Solo lei en internet antes de acogerme a las musas. Te invito a que leas mi anterior poema, que sigue la misma pauta. Gracias y un saludo.
Muy hermoso y genial tu versar de amor estimado Alberto
Un placer leer tus letras,,,
Saludos de amistad
El Hombre de la Rosa
Gracias Críspulo amigo, solo pretendí ponerme en la piel de Larra.
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