Ya me senté, del lado del pasillo
un día más, cuarenta minutos
la misma gente, o distinta
no tiene sentido verla.
Pensar cómo serán, en sus propias vidas
qué hacen, o cómo mueren a diario.
Seguro que son buenas personas
apuesto, con seguridad
que algunos son de baja calidad
advenedizos, ladrones, o asesinos.
Yo mismo..., no sé si habré matado...
¿Cómo llego a estos pensamientos?.
En el asiento delantero, hay una bella mujer
realmente es agradable verla
pienso en su vida, si ama, cómo expresará su ternura.
Ingresamos en el túnel
y todo se oscurece.
Cómo se trasnsformará esa belleza
en medio de la ira
Podrán salir de esa boca perfecta
las palabras hirientes...
Te amo..., cómo gesticulará esas palabras.
Ya veo esos ojos claros, que se arrasarán de lluvia
en la inminente despedida...
Llegué, entramos en la estación
y debo bajar.
Ella mira con desgano
por la ventanilla
mientras me dejo llevar
por la marea humana.
!Qué tarde se hizo¡
otro día de mal humor
e intenso trabajo.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de noviembre de 2016 a las 09:38
- Categoría: Amor
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Dante Cruz Velez
Comentarios1
Cuarenta minutos volados en la distancia en el trajín diario que descifra la poesía amigo del alma...es un placer leer tus letras poeta...
SALUDOS CORDIALES
En el laberinto del pensamiento, se cuela el amor, tan fugáz como intenso.
Un abrazo
Esteban
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