Quiero salir de esta celda para ver el atardecer,
el sol poniéndose a los pies de una tierra
que no se detiene pero que tampoco cambia
y mi cuerpo no me lo permite,
ahora sólo es una carta sin tinta
queriendo contarle al mundo historias felices
y en lugar de eso será un puñado de cenizas
entre los dedos del viento.
Contarle al mundo mis penas no es fácil,
nunca espere reclamar por ella,
la pasajera que conozco desde que empecé este viaje
y que sin conocerme
quizá sin desearlo
ha acompañado noblemente
cada instante de mi travesía
que se convirtió en la de ella.
Yo quería regalarle sonrisas
y regar las flores junto a ella cada mañana,
escuchar el canto de las aves que tanto admira
aunque ese sonido para mi no signifique nada,
quería ser su compañía y no que ella fuera la mía,
ya que antes de mi ella conoció la alegría
y yo por más que lo intente
no entiendo mucho del bizantino asunto.
Mi compromiso al hacerme fuerte
era sostener sus manos
de ser necesario y abrigar su frío o sacudir sus miedos
más por desgracia estoy en una celda
y al condenarme yo la condene a ella.
La celda, mi celda.
¡Oh! Compromiso.
¡Oh! Desgracia.
El suspiro que transita
entre pecho y espalda
es la súplica de los arrepentidos pensamientos
que se disparaban solos en la madrugada
de hambrientos desiertos caminando hacia mí.
Gobernantes del mundo
con sus mustias leyes
eligiendo a dedo quien merece
y quien padece.
Dioses de carne y hueso
que piden alabanzas a sus propias creencias,
están calcinando los deseos de la humanidad
con tanto paradigma.
Los desprecio a todos
y desprecio más sus ideales antediluvianos.
Mienten orgullosos con micrófono en mano
y suelen insistir en que tienen principios,
pero todo lo que predican es basura sobre valorada.
Han condenado el alma de la peregrina
que me trajo al mundo
sólo por castigar mi naturaleza rebelde.
Y aquellos que me acusan
de seguir blasfemando
sólo les digo que de mi boca sale
sólo lo que para mi es la verdad ausente.
Paulina Dix
- Autor: Paulina Dix (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de noviembre de 2016 a las 19:57
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 133
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