Joder, amanecer anoréxico

angelillo201

 

 

 

Mostraban las luces la franja tranquila del mar rayado del horizonte. Una oleada de ladridos de perros perseguían los barcos en el monte.

La noche se iba por un costado azulado arrastrando la luna cambiante. Caía la pestaña solar sobre los ojos negros de los gallos que se recogían tiritando buscando el calor del café. Sacaban sus patas las gatas de bajo las chapas de los motores que arrancaban con un run run viejo y cansado. Esperaban las calles que todos se alejaran buscando un camino quemado. Y yo, seguía su ruta como el primero a esa mañana perdida viajando en autobús de vall d´uixo a valencia para renovar unos documentos. La ciudad me mostró un panorama singular de asco caliente, de soledad complicada, de deseo de anonimato, y un rastro viscoso de irracionalidad fría.

¿ Por quién preguntas Angelillo?

Creí que me interrogaba la mañana, y equivoqué al dar la respuesta:

A Remulo y Remo busco con la boca llena de leche de loba para renovar mis documentos - contesté en la puerta a un funcionario lleno de prejucios policiales que ocupaba toda la mañana de docenas de vidas atestadas como sombras en las puertas. Contemplé como se cerraba para mi con muy mala leche la primera hora de la mañana.

 

Ya no pensé en nada más. Estaba tan lleno de pena dando vueltas por el mundo del hambre, que me quería meter a vivir en la figura de un hombre de nieve gigante que daba la bienvenida lleno de alegría y regalos a la navidad de forma prematura en un centro comercial. Cerca de él estaban las putas y pobres, y el movimiento incesante de los autobuses en la esquina del centro comercial. Parecían adorar al hombre de nieve. Su desnudo semejaba   pureza, mientras el desnudo de las putas, y los descosidos de los pobres, toda la vergüenza de quienes los miraban. Aunque había miradas tiernas y comprensivas como las mías. Rompió mi pensamiento la hora de la bocina del autobús de vall ´d uixó. Había que volver a ganarse la vida, a luchar subiendo agua con la carretilla a la huerta y a la casa. A luchar contra el frío y contra el hambre encendiendo fuego. A sufrir los amanecer plenos, llenos como lunas sobre el agua de la charca. La ciudad anoréxica de Valencia, con todas sus luces rojas encendidas debía quedarse atrás, detenida en su cauce desbocado, con sus gentes miserables llenas de esperanza en la navidad.

 

Angelillo de Uixó.

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 21 de noviembre de 2016 a las 16:19
  • Comentario del autor sobre el poema: lo que ha significado mi viaje estéril a valencia a renovar el DNI un día anoréxico.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 57
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