Una fuerte corriente me llevó río abajo.
Sentí como me iba de la vida.
Alcé mis brazos pidiendo ayuda,
pero la corriente era muy fuerte
y me arrastraba hacia el fondo.
Al echar el último aliento,
noté como una cálida mano
agarraba mi antebrazo helado
Y tiraba de mí hacia la luz.
Lo que hubiese sido mi final,
se convirtió en un renacer a la vida.
Y dando gracias desde ese día
cambió mi filosofía.
Comentarios2
Hay manos, hay seres que nos acompañan un tiempo o toda la vida que hacen distinto nuestro viaje por el río de la vida.
Y entre toda la humanidad,
aún hay humanos
que ofrecen cordialmente sus manos
y con sus buenas obras de cada día,
dejan en el mundo marca
concienciando corazones
y humanizando vidas.
Gracias por el comentario,
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La vida es un campo de combate, dónde no se combate para vencer a nadie , si no para sumar felicidades y siempre habrán manos dispuestas a ponerle un signo de más a nuestras vidas cuando la cosa viene de substracciones.....y pronto nos tocará a nosotros quienes adieramos felicidades a alguien más .
Me gustó la positividad del poema a pesar de lo dramático !!!
Muchas gracias.
Si todos ofreciéramos una mano al que lo necesita, muy distinto sería el día a día. Viviríamos con más alegría.
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