Tú
que lo eres todo
las nubes, la montaña
las palabras dadas
para ser usadas
[abres el mar en pares
enrostras desértica el valle
imputas sobre el lago los astros
nos invitas a lo más profundo
de tu doliente zona
hacia el interior de tu cuerpo
acepto]
en todo espacio circundante
el amor que amor derrama
en tu tierra somos agua
en tu pensamiento
estallamos
de ideas
Amor, tú que fuiste lejana
a la cordura, a mi sentimiento
dejas los poemarios subsanados
la hondura subterránea
la huida el signo espía
mis cicatrices en ti respiran
aliviadas
tú
que eres luz por las mañanas
encausas al sol a su destino
naciente de agua eres enigma
tu estela de mar, arena y sal
Afuera, recibo tu mandato
la instrucción es clara
[lo correcto, esta lucidez aclara]
de mi voluntad
dispones
tú que ya oteaste mi caída
tú que ya atestiguaste mi renacimiento
que por ti el ciclo se repite indefinida-
mente clausurando pasadas fracturas
brotando nuevas posibilidades
Hablemos de ti
porque todas las cosas cantan
por si solas de ti
yo que me he alejado
por algunas eras sólo
para volver a tu reunión de sueños
Hablemos de tu tiempo
de tu causa, de mi consecuencia
de ti, de lo eterno
en nuestros silencios
(metafísicas) las pausas
indefectibles en la singladura
Ahora yo callo y parezco el indolente
ahora que en lo alto de tu mirar titilan
los astros estrellados, pariendo a mi muerte
necesariamente de nuevo los antiguos
universos, por nosotros habitados
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 22 de noviembre de 2016 a las 23:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 82
- Usuarios favoritos de este poema: Kalianali
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