Se oyen caer gotas y no del cielo.
Las nubes espesas , los matices,
las cartas borroneadas por la sal,
solo evocaban aquel efímero recuerdo.
Cuando la mirada cristalina sollozando
se oculta en el más oscuro rincón,
memorea esa vida de cuando niño,
que tan desapercibido pasaba el dolor.
Se oyen caer gotas y no del cielo.
Cuando un rayo cae, alumbra.
Reflejan esos ojos que no duermen...
Aún siguen lloviendo.
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