Caminé por el cementerio
y me puse a llorar en la tumba de la mariposa
“Ojalá volara otra vez” pensé,
pero la verdad es que hace mucho cayó,
se clavó en la tierra podrida y en sus alas
se fermentó el olvido
Entonces se alzaban en alguna iglesia,
plegarias por quien sabe qué enfermo,
buenos deseos por algún jodido
(O jodida, pues también hay muchas)
y yo solo anhelaba que aquel insecto
renaciera en algún lugar, aunque fuera un ideal
aunque fuera un recuerdo
que se plantara en las mentes
de estas máquinas tragaperras
que se hacen llamar humanos.
En la tumba se alzaban hierbas,
en las paredes unos lúgubres murales sembraban
la conciencia social y en ellos como regalo,
un espejo para mirar al mundo.
Cuando volteo a verme y me doy miedo regreso siempre
a este lugar.
No hay como recordar la muerte de la pureza,
de la libertad, para recordar que estamos vacíos
sumidos en un egoísmo terrible, como quien mira con desprecio
a un vagabundo y que desparrama miradas en vez de acciones.
Me gusta este lugar porque creo fielmente que para regresar a nuestra humanidad
deberíamos mirar la tumba del perro, de la mariposa
y dejar de visitar la tumba del astronauta o la del celular
- Autor: El absurdo Soñador (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de noviembre de 2016 a las 22:32
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
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