Te esperé con el corazón en la mano
toda la tarde, amor, sin sospechar
las hidras venenosas por despertar
en el interior de este cuerpo helado.
Deshojé mil margaritas en vos pensando:
algunas dijeron que sí, pero no viniste;
otras clamaron "no" y no apareciste.
Aquella tarde murió viva, desesperando...
Selecta memoria aún la conserva:
fatal recuerdo de una ausencia
que a ningún órgano mío preserva;
y que difuminada en mi propia minerva
hoy, se agita por dentro ¡oh inclemencia!
su lacerante figura: mi ruin reserva.
- Autor: ivoascurra ( Offline)
- Publicado: 26 de noviembre de 2016 a las 18:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
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