La grieta más profunda en el alma yacía,
y en el florero flores marchitas,
vacío, vacío.
Infinito el universo,
y un páramo muerto y sombrío,
vacío, vacío.
En la multitud seres con vida,
deambula acaso el ser,
vacío, vacío.
Y en el lecho el moribundo
exhala a su fe, una plegaria,
y en ese instante, vacío, vacío.
- Autor: José Antonio Vilela Medina ( Offline)
- Publicado: 28 de noviembre de 2016 a las 13:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 82
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