Días de duelo.

Arsenio Uscanga

He renunciado a los duelos con resabio amargo, esos que nos dejan sabor a despedida, atiborrados de nostalgia, colmados de amargas lágrimas y un dolor que oprime el pecho, en cada intento imprescindible por inspirar y exhalar el oxígeno, que me somete a la vida.
¡No lo quiero! ¡Mucho menos lo deseo!
Me destierro de aquellas prácticas, amargas manías, recordar a los ausentes de manera pusilánime y dolida. No voy a pasar el resto de mi jodida vida azotando los recuerdos de aquellos que he querido, con el flagelo de la tristeza, borrando las caricias, las sonrisas, las vivencias, la luz que en la ausencia continúa centelleante. ¡Qué egoísta resulta apagar todo lo que nos brindó una persona en vida, en tiempo, en formas, en amor, en presencia y el destierro, me niego a oscurecer los recuerdos a razón de mi absurdo sentimentalismo, ese que juega a decir: "Ojalá estuvieras ahí, aquí, para mí"!
Y duele la muerte que te negó el sublime placer de sufrir en vida, todo aquello de lo que uno se libera estando en el "más allá". Pero mi dolor no cegara mi deseo de verte feliz, dichoso, plena de algarabía. Y si en verdad existe un cielo, sal a recorrer los matices que tiene el mundo, y arregla este abigarrado universo, con el vaivén de tu danza, regala lluvias a las mentes que en sequía se encuentren, con tus pies pequeños entra de noche a esas mansiones donde habitan los infelices, que duermen con los sueños rotos, háblales al oído, invítales a no perderse, a no soltarse, de sus sueños, de sí mismos, como lo hicieres conmigo.
Se libre allá en el Olimpo, y libérate de mí, no quiero seas mi querubín protector, únicamente deseo recordarte así, como fuente de inspiración.
Y a ti, amor fulgurante, mi deseo de tantas vidas, deseo de una casa perdida entre las montañas, y nuestros hijos danzando alrededor de la cama, pedacito de cielo con figura terrenal, marcha en absoluta y completa paz. Que aunque me duele perderte, suele ser necesario separarse del nosotros, para encarnar, encontrar, crear un "yo" que nos otorgue libertad. Y si te encontraras y quisieras encontrarme, habré siempre de esperarte. ¡Mientras tanto ve, coge, ama, ríe, piérdete con ánimo de encontrarte, escribe, aprende, enseña, contagia todo el amor que desprende tu ser, alimenta tu luz y reconoce tu sombra!
Yo estaré acá apaciguando a ese sentimiento de culpa, de negación, sustituyendo la resignación, y todo lo negativo que se cruce al recordar a los que separaron caminos, por alegrías, por los mejores momentos que brindó la compañía de seres excepcionales, estaré amándote a ti que estás ausente, pero te quedaste conmigo.
Pues es mi mejor modo de honrar todo lo que un día construimos.
¡Gracias, lo siento, te amo!

  • Autor: CALV. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de noviembre de 2016 a las 17:08
  • Comentario del autor sobre el poema: A todas aquellas ausencias que se desnudaron frente a nosotros e inundaron nuestros resquicios de sombras, con pena les digo adiós.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 19
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