Trajiste algo,
que no veo,
que colapsó
mi insípido corazón
de las flores
del embeleso.
Demasiado empalago
para mi gusto,
demasiada azúcar
para mi acierto.
Y no pude
con tanta miel
corriéndome
por las arterias.
Y no puedo ahora
pasar sin tu dulzor,
aquí sentado
que estoy
en este mi trono
de este mi reino
del amargor...
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