Mi trabajo
lo ejecuto rigurosamente solo,
para asegurarme de no traicionar
o ser traicionado.
Oculto en las sombras,
Agazapado y alerta,
Mis ojos felinos, sin parpadear,
miran desde mi sombría soledad:
Puedo observar sin ser visto,
Puedo oír sin ser escuchado.
Quieto y rígido,
soy parte del paisaje
Y mi cuerpo de reptil se dispone.
Mi respiración
fluye suavemente a intervalos eternos.
Mis manos tensas y firmes,
Asidas a la muerte de acero que siempre me acompaña,
Se apoyan para evitar el movimiento
Repentino
Provocado por los espasmos
de mis nervios traicioneros.
Sin corazón en el pecho;
Con la mirada fría
a través de la mira telescópica de mi ángel guardián,
Espero tú descampado mortal.
Seguro y decidido,
Centro mi atención
en el más mínimo parpadeo de tú cuerpo
para no fallar en la acción encomendada,
dispuesto
a apretar el gatillo
y lanzar contra ti el proyectil de la muerte.
No se quién eres;
No sé qué haces;
No sé lo que piensas
Ni tampoco el porque tengo que matarte.
Solo se que eres mi objetivo señalado
-Y eso me es suficiente-:
son ordenes recibidas.
Mi misión no es negociable;
No tiene precio;
no tiene explicación
ni retroceso
Debes ser asesinado
Marzo, 2015
- Autor: Adolfo Cano (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de noviembre de 2016 a las 23:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 534
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