Hay un cielo
donde llegan los injustos
opaco de luces y fétido en aromas
es un cielo contrapuesto
donde la maldad, es belleza.
Hoy ha llegado el tirano
es un hijo dilecto del mal
sus pies van dejando un rastro
de sangre y mierda
irrumpe altivo
con dorados entorches
de inmediato se forma
una cohorte de malvados
dándole vítores y escándalo
hasta que el fuego del averno
una vez más los lleva a cenizas.
Hay un cielo negro
de hollines
soledad y espanto.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de diciembre de 2016 a las 10:10
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: anbel
Comentarios2
Pues si...cada vez el cielo es más negro...y la mierda que lo rodea...también.
Un abrazo, Esteban.
¿Puede ser que el infierno sea más grande que el paraíso?, hay veces que eso parece...
Un saludo antes que regrese el fuego...
Esteban (solo de visita)
Muy bueno y descriptivo. ¡Casi que mete miedo! Una especie de historia de negrura sin fin.
Precisamente, es lo que sostengo. No creo en la existencias de cielos ni de infiernos, ni premios ni castigos; solo un intercambio de energías, crecientes o decrecientes; donde uno crece energéticamente si sigue honestamente sus convicciones o si la disminuye si su accionar va en contra de lo que piensa sobre lo que es obrar en el Bien. Cada uno tiene su finalidad en el maravilloso juego de la Vida; el santo y el ladrón, el rico y el pobre, el dictador y el monje... la cuestión es en cómo obra cada uno de ellos, según sus convicciones o según sus conveniencias.
El verdadero cielo es la trascendencia, convirtiéndose en algo más energético de lo que uno es; y el verdadero infierno es transformarse en una roca inmóvil en las entrañas solitarias y congeladas de Plutón, durante quiticientos millones de años, hasta que algunos de los Jugadores de este infinito tablero de ajedrez se digne posar su mirada en ese minúsculo espacio y decida movilizarlo de nuevo.
O se aprende por las buenas, o se aprende por las malas...
Estimado Eduardo, ante todo debo agradecerte las palabras por tu interpretación del escrito. El valor trascendente es tu desarrollo a partir de mis letras, el valor que yo le he dado, es pequeño comparado con la vivencia de los otros.
Respecto, al cielo y al infierno creo que es solo un orden interpretativo, que solo tiene el valor de su universalización, en las más variadas culturas. Lo maravilloso de esto es que tranquiliza con su esquema binario, los pensamientos éticos de todos nosotros, salvo de quienes por imaginación u otra cualidad,pensamos que en realidad somos capricho que se repite al infinito y no podemos huir del mismo, a menos que en nuestra imaginación creemos la incomprobable amplitud de nuestras historias, que en definitiva son tan vívidas como lo que llamamos realidad.
Antes de caerme en oscuros precipicios, te saludo con un abrazo.
Esteban
Otro abrazo, desde La Plata, Buenos Aires.
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