Entre líneas.

Y es que el problema de mi existencia es jamás saber llegar a tiempo. . .

No es esa puntualidad en la que tienes que llegar temprano al trabajo, para a final de mes recibir un incentivo.

 
Hablo de esa puntualidad espiritual, de esa puntualidad mental, de saber cuándo liberarse a tiempo de las presiones externas, de los amores fallidos, de los errores pisados y pasados.

Pasamos mucha parte de nuestra vida cuestionando si nuestra felicidad está bien sustentada, desde la perspectiva de alguien más.
Con el tiempo aprendes, que vas a llegar tarde a algún amor, vas a querer curarlo, sanarlo, entregarle cuerpo y alma, compartir momentos, y partes importantes de tu vida. Y pasara que no llegaste en el momento adecuado, que el corazón no podía recuperarse y amar. ¡Otra vez llegando tarde!

Con el tiempo vas a aprender que tus errores, aciertos, desamores, dolores , pasiones y miedos, te definirán en la manera que permitas que lo hagan.

Cuesta más llegar a tiempo a la cita de soltar un amor fallido, un miedo, un día triste en una semana perfecta, pero el tiempo y la manera en que te conectes con lo que sientes y quieres lograr te ayudará a soltar todo lo negativo.
DEJA DE QUERER ESCUCHAR MOTIVOS POR LOS CUALES LOS DEMÁS SE SIENTAN ORGULLOSOS DE TI.
Repite mil veces: "Estoy orgulloso de amar y ser lastimado en el camino, de haber fallado y saber pedir perdón.
Estoy orgulloso de la manera en que he afrontado las decisiones que han marcado mi vida, mi camino, de superar la tristeza de perder a un ser querido, de darme la libertad de redescubrirme día a día sin temor."

Te escribo para que entiendas que estoy orgulloso de ti, y lo demuestro a través de mi, porqué si logras entender que aún para personas que no has mirado a los ojos eres importante, imagínate para aquellos que estando callados siempre están a tu lado.
No hace falta que te digan día a día, que eres la mejor persona del mundo, basta con aprender a valorar, la vida que tienes, los amigos que jamás te abandonan, la familia que callada te quiere.
Y ahora dime... ¿CUÁNTAS VECES HAS DICHO? ¡ESTOY ORGULLOSO DE MI!