Aquel día, antes de llegar a las puertas del cielo,
una dulce voz, un ángel, me llevaba de la mano,
mientras juntos caminabamos el me hablaba, no pude nunca, ver su cara.
Instantes revivieron, de mi pasado, cuando aún era querubín.
mientras avanzaba, allí me vi, en la orilla de aquel río, junto a helechos, bambues y muchas piedras,
allí...en donde las horas, en ese tiempo, jugando me pasaba.
El me preguntaba con tanto amor, sublime amor ¿Recuerdas este lugar?
Entre tanto, mis ojos de lágrimas se llenaban,
yo le respondí,
sí,
este es el lugar del que tengo en mis recuerdos, el más feliz; es aquí, donde horas me pasé debajo de esa cascada, ahí sentada, sintiendo el fresco aire, escuchando de la corriente su incesante caída, contemplando las burbujas, espuma en el agua, el arcoiris que producían los rayos del sol en su vapor, hermosos colores se reflejaban.
Recordé, que allí fui felíz.
Entre tanto, mis pasos iban en pos...camino al cielo, pues pienso que andaba en su recogida, pero...algo pasó, quizá Dios tuvo misericordia de mí,
tuve otra oportunidad y a la tierra regresé.
Con mi almohada, de lágrimas mojada y mis pies muy cansados, así, después de muchas horas en el dolor dormida, en un momento me despertaba, nuevamente vida contemplaba.
Desde entonces, acostumbro a escapar por instantes de la realidad, viajar en el tiempo a aquel lugar y debajo de la cascada, allí, sentarme a jugar.
#Allí fui felíz
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.